Los Retos del “Home Office” y Cómo Superarlos

La semana del 23 de marzo del 2020 quedará en la psique de los empresarios mexicanos como un antes y un después en la forma de percibir su negocio. En esa semana se pusieron a prueba todas las capacidades en los distintos niveles de las organizaciones y con el paso de las semanas y la extensión de la contingencia sanitaria solo hay una cosa que persistente en la mente del empresario: reinventarse o morir.

Si fuiste uno de los que pudo continuar su trabajo desde casa déjanos decirte que eres uno de los aún muy pocos privilegiados del país a pesar de ser un concepto que se acuñó desde el año de 1973. El teletrabajo o “home office” surge de la necesidad de enfrentar una crisis, en aquel entonces del petróleo, por Jack Nilles, físico estadounidense que ideó un plan para reducir los traslados de los trabajadores de una aseguradora hacia las oficinas, como medida de ahorro de combustible y disminución de la contaminación. Una sola idea, “llevar el trabajo al trabajador y no el trabajador al trabajo” dio pie a muchos estudios y cambios a nivel mundial.

Muchas cosas han tenido que suceder para llegar al teletrabajo como ahora lo conocemos, mas de 40 años de desarrollos tecnológicos. Desde la creación del primer ordenador en 1980 por un diseñador inglés; la configuración del Word Wide Web (www) y creación del HTML en 1989 y 1990 respectivamente; el desarrollo de las computadoras portátiles que comenzó una guerra entre empresas pioneras como IBM, Toshiba y Apple; hasta el desarrollo y acceso en México al bendito Internet. Desde los primeros intentos en 1982 gracias a Max Díaz investigador de la UNAM y la conexión del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey en 1987 a BITNET, la primera red internacional de computadoras.  Fue hasta 1996, “el año del internet en México”, que el acceso empezó a generalizarse con el desarrollo y despunte de empresas de telecomunicaciones y telefonía de larga distancia.

Muchos años han pasado y el desarrollo de la tecnología ha seguido su curso y así, los esfuerzos a nivel mundial se han dirigido hacia otros temas como la seguridad cibernética. Algunos países como Estados Unidos y España comenzaron a legislar a favor del teletrabajo promoviendo la práctica y estableciendo lineamientos a partir del año 2000. En México, la Ley Federal del Trabajo modificó su artículo 311 para incluir el trabajo a distancia como una modalidad laboral, estableciendo obligaciones y derechos de empleadores y trabajadores apenas el año pasado, el 19 de junio del 2019.

Una nueva crisis mundial nos enfrenta a la misma disyuntiva. La opción para algunas empresas y emprendedores independientes ha sido aplicar el trabajo a distancia para seguir produciendo. Pero ¿seguiremos actuando a marchas forzadas? No es una sorpresa que solo 2 de cada 10 empresas (en su mayoría transnacionales) hayan tenido la capacidad de enviar a sus empleados a casa. El “home office” ya no debe ser solo una reacción ante momentos de crisis. Es una opción casi obligada para las organizaciones ante las nuevas generaciones que desean y exigen mejorar su calidad de vida, buscando más que antes balancear su vida profesional con la personal. Son muchas las ventajas que se obtienen de ello. También muchos son los retos, la pregunta ahora es: ¿podremos romper con los paradigmas laborales negativos tan arraigados en nuestra sociedad e implementar los que nos acerquen más a los países desarrollados?

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